Miradas Cómplices constituye un laboratorio de ideas, de reflexiones fotográficas e imágenes que, quizás, encuentren vuestra complicidad.

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viernes, 30 de julio de 2010

Cruce de los Andes en bici. Parte 2

Luego de dejar atrás Olacapato (ver capítulo anterior), el camino se hizo un poco dificil debido a algunas cuestas y a la arena que aumentaba a medida que avanzábamos; lo que dificultaba aún más el pedaleo.
Con mucho esfuerzo, a media mañana, arribamos a una bifurcación de la ruta 51 y decidimos adentrarnos en esta vía alternativa ya que eran menos kilómetros hacia el control fronterizo y además - lo más importante - pasaríamos por la pequeña población de Catua, para aprovisionarnos de agua y comer algo decente.
Sin embargo, en las proximidades de esta localidad, sufrí un percance que marcaría un antes y un después en mi viaje.
Resulta que, durante una pequeña bajada, dejé de pedalear para descansar un poco pero, en esta ocasión, la rueda trasera no giró, la cadena se salió toscamente de los piñones y la bici y yo fuimos a parar de bruces al suelo ante la mirada sorprendida de mis compañeros.
Por suerte fue sólo un golpe. No estaba lastimado. Me levanté como pude y decidí caminar el kilómetro que faltaba para llegar al pueblo. Allí almorzarmos y más relajados, nos pusimos a examinar la bici. Luego de un rato, comprobamos el peor de los diagnósticos: estaba con el piñón fijo.
¿Qué consecuencias podría traer esto? Bueno... que no podía dejar de pedalear tanto de subida como de bajada mientras la rueda trasera girara ya que la misma, la cadena y pedales debían ir siempre juntos.
Si bien pude pedalear esos 16 km. hasta la gendarmería (3880 msnm), allí debía replantear mi situación: los riesgos eran muchísimos si decidía seguir. “Es una locura” - me dijo uno de los gendarmes al ver el estado de mi bicicleta- “dentro de 24 horas pasará un camión que te podrá llevar a San Antonio de los Cobres para que te la arreglen”.


Gendarmería Argentina - Paso Sico - Argentina
Pier durante el paseo por los alrededores de Paso Sico - Argentina

Sin embargo, me tomé un tiempo para pensarlo. Además sabía que me esperaban dos abras de casi 5000 metros y 110 km. para arribar a Socaire, el primer pueblo del lado chileno. En el medio casi nada, sólo montañas y desierto. Entretanto los gendarmes se portaron muy bien con nosotros y nos permitieron dormir en una habitación que, además, tenía duchas. Pero Pier y Guy estaban muy preocupados y no querían que me arriesgara.

Alrededores de Paso Sico - Argentina
     Finalmente mientras paséabamos un rato por los alrededores, me paré en seco y les dije: "¿A qué hora salimos mañana?". Había decidido seguir a pesar de todo. Además contaba con el teléfono satelital de Pier que ante cualquier problema podía pedir auxilio.

De esa manera a las cinco de la mañana siguiente salimos en dirección oeste y a los 12 kilómetros nos encontramos con un indicador gigantesco que anunciaba la entrada a Chile.
A partir de allí comenzó otra dura ascención. Otros 12 kilómetros de subida hasta alcanzar los 4492 metros (Abra Sico). Luego otra bendita bajada y nuevamente subimos hasta alcanzar el Puesto de Carabineros de Chile.
Allí nos quedamos a almorzar y los militares aprovecharon para desinfectar nuestras bicicletas.
Para ingresar a Chile está prohibido entrar con productos de origen animal o vegetal aunque los controles aduaneros recién se hacen en San Pedro de Atacama.
Hasta ese momento mi bici aguantó muy bien y para ello no dejé de pedalear en ningún momento, ¡no podía dejar de hacerlo!.
Unas horas más tarde comenzamos la segunda etapa de ascensión hasta alcanzar el abra El laco (4580 msnm) y muy cerca de allí el campamento minero El Laco.


 Y otra vez bajada. Pero en esta ocasión nos topamos con fuertes vientos huracanados provenientes del Pacífico que hicieron casi imposible el avance. No había otra alternativa que caminar. Se acercaba la noche y no teníamos un refugio natural para guarecernos. No lo había. De esa manera y, a duras penas, llegamos a las inmediaciones de la laguna Tuyaito (4084). Pero el viento azotaba aún con más fuerza y no había más tiempo. Armamos como pudimos nuestra tienda en su orilla blanca de sal y nos pusimos a dormir casi sin comer. No se podía hacer otra cosa: el temporal arreciaba y las temperaturas bajaron abruptamente. Fue una noche para no olvidarse.

Rumbo al Abra de El Laco


Mañana temprano en la laguna Tuyaito
A pesar que teníamos hambre, a la mañana siguiente nos levantamos con mucho ilusión. Había cesado el viento y sabíamos que estábamos cerca. Sólo nos faltó atravesar otro abra, algunas lagunas de flamencos y un salar ( Aguas Calientes) y una bajada de 33 kilómetros para llegar a Socaire.

Cansado pero feliz cerca de Socaire - Chile
Socaire es el primer pueblo donde pudimos disfrutar de otra comida caliente y confortables camas. A partir de allí, comenzó el pavimento y una suave pendiente de 75 km. nos transportó felices hasta San Pedro de Atacama. De esa manera llegamos al fin de nuestra gran travesía: el cruce de los Andes.


San Pedro de Atacama

martes, 27 de julio de 2010

Cruce de los Andes en bici. Parte 1


A mediados del 2004 tomé una aventurada pero maravillosa decisión. Me compré una mountain bike, le incorporé unas alforjas, entrené un poco y con dos cámaras analógicas Nikon y varios rollos de Fuji Velvia 50 y Kodak 100 VS partí junto con mis ilusiones desde el entonces Km 0 de la mítica ruta 40 en Mendoza (Argentina) en dirección norte; hasta su finalización en Jujuy, muy cerca de la frontera con Bolivia. (ver nota)
Durante esos 1600 km. conocí varios pueblos y recopilé varias historias a la vera del camino. Pero lo más importante fue que nacieron muchas amistades. Entre ellas,  la de dos cicloturistas que luego me acompañaron en gran parte del recorrido: Guy Holbrow (inglés) y Piergiorgio Bertoli (italiano). Y las amistades, a veces, se vuelven metafóricamente "peligrosas". Ya que luego de finalizar el periplo de la ruta 40 en Abra Pampa decidimos comenzar otra mucho más intrépida: cruzar la cordillera de Los Andes.

Pinchar aquí para ver mapa de Argentina
Para ello retornamos a San Antonio de los Cobres donde conseguimos alojarnos en las instalaciones del Ejército. Enseguida comenzamos a repasar los mapas para realizar semejante aventura. Recuerdo que aún en esos momentos dudábamos si pedalear por Paso Sico (Salta) o por Jama (Jujuy). Sabíamos que los dos pasos internacionales eran muy altos pero finalmente nos decidimos por el primero aconsejados por el suboficial Pedro Antonio Pedro Antoino Lamas. Este militar nativo de la zona es, además, un destacado escalador condecorado por el Ejército argentino con el Cóndor de Plata 2004 por su contribución a la montaña.
“Quédense tranquilos muchachos, para abastecerse de agua tienen a Olacapato, Catúa y Paso Sico. Ahora voy a hablar por teléfono a los gendarmes para que los esperen” nos dice Lamas y señalando el mapa desplegado sobre la mesa del comedor militar nos informa que “tengan cuidado después de la gendarmería chilena. Lleven la mayor cantidad de agua que puedan. No van a encontrar nada en más de 100 km. de ripio y dos espectaculares subidas”. Finalmente, al cuarto día de estar en esta pequeña localidad de 7000 habitantes, partimos bien temprano por la ruta 51.
El entusiasmo pronto nos embargó. A la altura de la abandonada mina El Porvenir, el camino se desdoblaba en dos. Por uno se iba al Viaducto La Polvorilla por donde pasa el Tren de las Nubes. Pero nosotros tomamos el otro. El que nos llevó por ondulantes caminos de cornisa que en forma de caracol, poco a poco, nos fue acercando al primer gran obstáculo de la aventura: el Abra Chorillos (4560 msnm).
Pier y yo llegamos con lo justo al abra pero Guy otra vez se retrasó. Sufrió una leve descompensación cerca de la cima y debimos ir a buscarlo y subió caminando sin mayores problemas.

Guy, yo y Pier. Abra Chorillos (4560 msnm) - Salta - Argentina
Luego, en el abra, brindamos con una botella de agua con sales hidratantes por el logro conseguido. Pero no hubo tiempo para más. Se avecinaban  más problemas: enormes nubarrones se acercaban peligrosamente desde el oeste a nuestra zona y nuestras bicis  podían ser potenciales pararrayos. Sin perder el tiempo comenzamos a rodar cuesta abajo lo más rápido posible entre cerros de extrema belleza con diferentes gamas de marrones, amarillos y vicuñas que pastaban en pequeñas vertientes sobre la árida meseta.


A media tarde llegamos muy cansados a Olacapato que con sus 4.090 msnm es el pueblo más alto de Argentina. Y nos dirigimos a la escuela del pequeño asentamiento minero tal como nos recomendó Lamas.
El director del establecimiento Salomón Ordoñez, amigo del escalador, no tuvo inconvenientes en hospedarnos en la biblioteca. Enseguida improvisamos un pequeño taller de reparación ante la mirada curiosa de los niños: Pier trataba de arreglar un rayo roto de la rueda trasera y Guy "peleaba" con la rotura del emplazamiento de una de sus alforjas delanteras. Entretanto yo devenido en soldador con mediana fortuna. Un par de horas después habíamos solucionado todos los problemas. Era hora de descansar un poco.

Escuela de Olacapato - Salta - Argentina
El pueblo de 250 personas, vive en condiciones muy precarias. Los pocos que tienen aún trabajo lo hacen en una fábrica que produce borato ( materia prima para la confección de detergentes y algunos productos farmacéuticos) que se exportan a Brasil.
Salomón nos explicó que ”hacemos lo posible desde la escuela para que por lo menos los niños estudien y coman algo. Pero es difícil, el dinero no alcanza para nada”.
A la noche nos invitó a cenar y pasamos un grato momento junto a su familia y escuchamos un poco de buena música folklórica argentina como el carnavalito: Soy Fronterizo


 A la mañana siguiente partimos un poco tristes hacia la gendarmería argentina de Paso Sico sin sospechar que me iba a suceder el peor de los problemas. Pero se los seguiré contando en el próximo capítulo...

Continuará



sábado, 24 de julio de 2010

Africanos en Bolivia

Durante el siglo XVI y coincidiendo con el apogeo de la colonización española, llegaron a Bolivia los primeros esclavos negros provenientes de Africa Subsahariana para trabajar en las minas de Potosí. Los explotadores sabían que si el negocio no prosperaba, los podían vender en cualquier momento ya que tenían gran valor de cambio.
Fue así que dos siglos después, al decaer el negocio de las minas, los descendientes de aquellos primeros africanos fueron cedidos a los hacendados de las plantaciones de café en los Yungas. Y allí se quedaron para siempre. En esa zona de transición entre el Altiplano y la selva tuvieron una mejor adaptación que al frío y la altura de los Andes. El clima es agradable todo el año, con una leve humedad subtropical que alimenta una tupida vegetación surcada por ríos torrentosos, cascadas y una variada fauna.
Hoy en día, en esta región se concentra casi toda la población afroboliviana del país estimada en unos 35.000 personas y una de las comunidades más representativas es Tocaña.

Tocaña. Al fondo Coroico - Las Yungas - Bolivia

Más que un pueblecito, Tocaña es un invertebrado asentamiento de pequeñas casas blancas hundidas en medio de la espesura selvàtica a escasos kilómetros de la capital de la región: Coroico, considerada la entrada a la producción de la coca en Bolivia.



Sus pobladores, originarios de Senegal, Ghana, Angola y el Congo, siguen trabajando en los cafetales y el cultivo de frutos tropicales como cítricos; sin embargo,  la mayoría dedica sus esfuerzos a la producción de la coca. Para eso han creado una cooperativa comunitaria y, a través de ella, venden su producción de forma legal a establecimientos mayoristas ubicados en Coroico. Para transportarlas colocan las hojas de coca recolectadas en grandes bolsas a un quintal cada una (100 kilos : 1 quintal).

                                                              Bolsas  de coca, listas para vender
Es interesante destacar la historia de un humilde trabajador de coca que algunos años atrás estudió en la escuela de Coroico y hoy es el único maestro y director de la pequeña escuelita de Tocaña. Los niños - por lo que he visto en la visita que hice - realmente lo adoran. Luego el maestro me llevó a una pequeña habitación donde posee una biblioteca básica y algunos ordenarores con los que intenta educar a los niños pero también a la gente mayor de la comunidad.


También han propulsado,  principalmente a través de la ong Ayuda en Acción,  la construcción de un centro cultural artesanal:  espacio físico donde pueden traducir, transmitir y ordenar su cultura aún no reconocida por la Carta Magna del país. Una especie de museo dinámico que les sirve para expresar libremente su manera de ser.

miércoles, 21 de julio de 2010

Mustafá, el falso guía

Muchas veces las guías previenen al viajero sobre potenciales inconvenientes antes de visitar una ciudad desconocida. Eso me parece muy bien. Y rara vez se equivocan en esa apreciación. Mi crítica es que, a veces, previenen en demasía o pecan de soberbia cultural.
Es el caso de la Lonely Planet de Marruecos edición 2007 en español que me había alertado de una forma muy puntual en un recuadro a la hora de llegar a Fez: “No pare, camine con seguridad y diga: no, gracias a cada uno de los guías falsos que se interpongan en el camino de entrada a la vieja ciudad”.
Con esta información en mi mente, ingresé bien temprano y con cautela por Bab Bou Jeloud, la entrada principal y me intrigó no ver a nadie que me molestara. Quizás por ello, pensé en ese momento que la guía se había equivocado.

Mustafá feliz con mi regalo

Luego de merodear por las laberínticas calles en busca de algún hotel barato, me paré un poco desorientado justo delante de una pequeña mezquita. Y de la nada, apareció un hombrecillo muy joven que parecía tener una pierna más corta que la otra y caminaba con una renguera muy pronunciada.
Me dio la bienvenida y se presentó como Mustafá. Acto seguido y en un perfecto español me preguntó: “¿cuánto deseas pagar por un hotel?”.
Su gesto instintivamente me pareció auténtico y natural. Por ello me cayó simpático a pesar que era con seguridad un “falso guía” como sugería la Lonely Planet.
Siempre evocaré esos primeros momentos cuando me dejé guiar y, cada 10 metros se daba vuelta para vigilar si me iba para otro lado. Y proseguía su marcha.
Estuvimos buscando una habitación por cerca de una hora y aproveché para conocerlo un poco mejor. Como tantos niños o adolescentes de la ciudad, Mustafá (15 años) dejó la escuela hacía cinco años.  Tenía dos hermanas pequeñas y todos vivían con sus padres en las afueras de la ciudad.



No me sorprendió cuando me contó como se ganaba la vida. Lonely Planet ya me había explicado el "método".
 Mustafá no quería recibir ninguna propina para guiarme a un hotel. Lo único que deseaba era que al día siguiente me dejara llevar por un poco de turismo comercial. “Si tu no quieres, no entras ni compras, no te voy a presionar” me señaló el chaval. Y así conocí ciertos comerciantes amigos de Mustafá, tiendas de alfombras, algunas curtiembres de las tantas que hay en Fez y muchas ofertas que no acepté. Y él no se molestó. Era lo prometido. Al final del paseo le hice un regalo; no quería recibir ningún dirham.
Cuando volví a mi habitación recordé que uno no debe olvidarse que tiene que respetar las reglas de juego de cada lugar que visita y con ciertos artilugios y prevenciones, el viajero puede pasarla bien y descubrir ciertos aspectos de lugares que si es por las guías, no los podrán conocer como es debido.
                                                                                                                        
Curtiembre - Fez - Marruecos
                                                                                                                         

lunes, 19 de julio de 2010

Festival Castell de Peralada: algunas anécdotas visuales

Desde 1987, en el pequeño pueblo de Peralada en el Alt Empordá (Catalunya) y coincidiendo con el apogeo del verano, se realiza este festival de reconocimiento internacional. Junto a conciertos de música clásica, jazz, danza y ópera, aparecen los otros grandes protagonistas de las veladas:  cenas de gala, casino y tragamonedas, sorteos de autos de competición y mucho, mucho snobismo...
Afiche - Peralada - Catalunya


Castell de Peralada - Catalunya



Entrada al concierto

Intervalo musical


Epilogo musical: casino de Peralada



Epílogo musical: cena - show


sábado, 17 de julio de 2010

Mértola: una tranquila villa museo que aún respira su pasado

Mértola - Bajo Alentejo - Portugal
Cuenta la historia que Myrtilis (así la denominaron los romanos) fue un importante centro de exportación agrícola y minera. Siglos más tarde los árabes la llamaron Martulah y la hicieron capital de la región. Pero alrededor del siglo XIII, las rutas comerciales se trasladaron al río Tajo y Mértola pasó al olvido hasta que el turismo y los descubrimientos arqueológicos le dieron  un soplo de nueva vida al pequeño pueblo portugués.


Ubicada sobre una colina en una de las márgenes del río Guadiana, Mértola es el típico y tranquilo pueblo del Alentejo: amurallado con aires medievales que apenas ha cambiado en los últimos 400 años. Hoy en día los portugueses la describen como una villa museo al aire libre. Y en gran parte tienen razón. El pueblo tiene unas 8000 personas distribuidas en la parte nueva pero, en su casco antiguo no vive casi nadie. 
 Luego de una recorrida por las tortuosas y adoquinadas calles de la parte antigua, conocí  algunos de los pocos moradores nativos de Mértola que aún viven allí. Y descubrí que son verdaderos forjadores de la tradición y memoria del asentamiento
Tal es el caso de Florinda Colazo. Esta mujer que ahora tiene 80 años nació y vivió toda su vida en ese lugar y ha montado su propio museo para recordar la memoria de su padre Antonio, herrero de profesión y fallecido hace 24 años.

Florinda






Otra mertolense, Helena Costa hace varios años fundó la Cooperativa de Tejedores de Mértola y según sus palabras “ nosotras necesitamos mantener vivo nuestros tradicionales formas de tejer”. Allí en ese pequeño taller subsisten con la venta de su gran variedad de alfombras o ponchos artesanales inspirados en antiguos métodos locales de hilandería.













También conoci a Antonio, el viejo pescador de Mértola. O Mariana de 87 años que hasta hace poco tenía la más antigua panadería del casco antiguo y ahora disfruta de su docena de nietos y bisnietos que la visitan todos los fin de semana desde la vecina Beja.


Antonio

Mariana

Pero lo que ha revitalizado definititvamente a la villa es el importante yacimiento de ruinas romanas y árabes que fueron descubiertas hace muy pocos años y en la actualidad están en pleno trabajo de nuevos descubrimientos como bien informa la web del Campo Arqueológico de Mértola.

                                                                                      Cementerio romano

                                                                  



jueves, 15 de julio de 2010

Tres piezas del rompecabezas cubano


El 3 era el número cabalístico preferido por Julio Cortázar. Tres son las cualidades del signo según el lógico Charles Sanders Peirce. Tres Tristes Tigres fue el título de la novela que consagró en 1967 al escritor cubano Guillermo Cabrera Infante. También 3 son las cosas que me sorprendieron estos días que por cuestiones no tan casuales ( creo más en la causalidad) se unieron para que yo escribiera esta pequeña reflexión que conlleva también, una continuidad con lo escrito en el anterior post del blog.
Ustedes se preguntarán, ¿cuáles son los tres elementos que me hicieron pensar en la fotografía y el imaginario colectivo?. Primero, la noticia que Cuba pone en marcha el mayor exilio de presos a España de la historia; segundo, el libro Korda Conocido / Desconocido que por un préstamo bibliotecario lo tengo en casa; y, tercero, el reportaje al periodista Enrique Meneses por Hora 25 en Cadena Ser , el martes pasado a la noche.
A los tres los une un país: Cuba. Pero no voy a desgranar cada uno de estos elementos que por si solos cobran distintos significados. Quiero, a partir de esta tríada, reflexionar un poco sobre su incidencia en la fotografía del Che Guevara de Korda que se institucionalizó en el imaginario de la gente desde hace más de dos generaciones.

Alberto Korda
En el anterior post hablé sobre los caminos que llevan a una imagen a consolidarse en la visual colectiva. Y también dije que existen varios factores pero en su conjunto no son  una fórmula concreta de éxito de este fenómeno.
En Conocido / Desconocido los editores citan que Korda siempre dijo que la fotografía del "Guerrillero Heroico" (la famosa foto del Che Guevara de 1960) fue un “instante de suerte”. Y si se hace un recorrido visual por toda la obra (como lo recrea este voluminoso y recomendable ejemplar), el fotógrafo cubano captó muy pocas imágenes del Che. Sólo le tomó algunos rollos de película (pág. 53).
En cambio, Korda concentró su mirada casi siempre en la figura de Fidel Castro como ideal revolucionario. Fue a él quien más retrató y acompañó casi en todo momento desde la revolución (1959) hasta 1968 como bien explica y muestra el libro editado hace dos años por La Fábrica en España. 
Pero entonces, ¿por qué la imagen del Che trascendió tanto y Korda vivió siempre atado al reconocimiento de sólo esa fotografía?. Me atrevo a decir que esa inexplicable transcendencia posterior la señaló en parte Enrique Meneses el martes pasado.
Según Meneses, la imagen tuvo éxito mundial porque el Che semejaba a “ un Jesús del siglo XX”.
Este comentario no proviene de cualquier periodista. Fue el único corresponsal español testigo privilegiado de las conversaciones de los guerrilleros cubanos antes de la revolución. Meneses también señaló que en esa época el Che era uno más del grupo y desde su óptica no era ni mucho menos un personaje de importancia. Y agregó que la figura del guerrillero argentino no tenía el valor histórico y revolucionario que tomó más tarde con el tiempo luego de morir en la selva boliviana en 1967.
Y la historia siguió su curso. Después de muerto (siempre se hacen negocios con la fatalidad, no?) la imagen de Korda comenzó a tener reconocimiento mundial  a partir de la impresión de miles de posters con su imagen en Italia realizado por Giangiacomo Feltrinelli.
Y tiene coherencia lo que dijo Meneses al asociar la imagen de Jesús con la del Che. “El guerrillero heroico” se convirtió en la fotografía más reproducida en la Historia del Arte occidental tras la Gioconda de Leonardo da Vinci (citado por el libro: pág 57).
Sin embargo, el significado actual de la fotografía del Che tiene otra coherencia: está vaciado de ideales originales, globalizada y de consumo como se aprecia en la imagen de abajo.

Y la noticia de los presos exiliados a España termina de sepultar el mito que deseaba transformar el mundo a partir de esa imagen. Lo que pasa desde hace unos años en Cuba está lejos de ello y Korda puede domir tranquilo en la eternidad.

lunes, 12 de julio de 2010

Un americano en Segovia

A veces, determinadas fotografías se fijan de tal forma en el imaginario colectivo que se convierten en una especie de carta de presentación de una ciudad, de una región o de una época.
Ejemplos sobran. En este momento recuerdo París y El beso de Robert Doisneau, la niña afgana de Steve McCurry,  la Cachemira de Cartier Bresson, el Marruecos de Bruno Barbey o el Che Guevara de Korda por citar algunos.
Los caminos que llevan a que una imagen se consolide en la memoria visual más allá de las modas sigue siendo un misterio. Quizás, si discerniéramos cada uno de sus factores podríamos encontrar algunos aspectos que nos ayudaría a comprender algo de este fenómeno: libros publicados, exposiciones, difusión mediática, conferencias. Pero todo ello, en conjunto, no es una fórmula concreta que pueda explicar como una determinada fotografía o un grupo de ellas quede fija en el imaginario y que logre construir determinado simbolismo de un lugar.
Quizás esas imágenes tan representativas, hacen que percibas el mundo de una manera u otra. A mi me pasa esto muy a menudo. Y en especial con lugares que aún no conozco donde ciertas imágenes construyen poderosamente mi imaginario visual.
Un ejemplo de ello fue Segovia. Antes de conocerla, había visto muchísimas fotografías de esta ciudad y casi todas, de algún modo, se relacionaban con el fabuloso acueducto romano construído allí hace casi 2.000 años. Las típicas postales de siempre. Pero había una de ellas que se fijó en mi mente más que otras y era la que se reproduce aquí abajo, captada en 1997 por James Stanfield, habitual colaborador de National Geographic.


Deduje a partir de ella que el reconocido fotógrafo norteamericano la había captado con la ayuda de un teleobjetivo desde algún lugar más o menos alto desde afuera del casco antiguo. Luego de buscar en mapas y hurgar información por Internet  llegué a la conclusión que no había edificios muy altos alrededor ya que toda esa área aledaña al acueducto es zona protegida por ser este último un Patrimonio de la Humanidad. Entonces no cabía pensar en otra posibilidad que Stanfield había sacado esa foto dede el campanario de una iglesia.

El campanario desde el acueducto
 
Lo primero que hice apenas llegué a Segovia, fue dirigirme al acueducto y desde allí me dí cuenta en seguida que el lugar posiblemente fuera la Iglesia de San Justo (a su alrededor no había ninguna con un campanario más alto).
Era casi de noche y decidí alojarme por la zona. Con mucha suerte encontré una casona del siglo XIX restaurada que se los recomiendo: el hostal Don Jaime, ubicada a escasos metros de esta antigua iglesia románica.
A la mañana siguiente, bien temprano fui a visitarla pero aún se encontraba cerrada. Caminé un poco por los alrededores y encontré a un hombre que regaba las plantas de un jardín y se presentó como Rafael, el cuidador de la parroquia.
Luego de los saludos iniciales, le pregunté si era posible subir al campanario y me respondió que no. Ya que estaba en muy malas condiciones y la mampostería aún no había sido restaurada. Y agregó que hacía unos cinco años que estaba cerrado y no sabía si lo iban a arreglar.
Entretanto,  Rafael gentilmente abrió la iglesia para que la conociera.

  Durante el paseo y mientras oficiaba de guía, le hice la siguiente pregunta:
- Rafael, usted que hace tanto que trabaja aquí ¿ sabe de algún fotógrafo extranjero importante que hubiese subido al campanario?

Rafael

- Claro, hombre – me señaló ansioso por contar la historia – hace unos 10 años o más estuvo por aquí un inglés, creo. Era de esta revista..como se llama…National Geographic. Lo recuerdo bien porque esa noche era de perros. Había una tormenta!!!…estuvo como tres horas allí arriba hasta cerca de la medianoche. Pensaba en ese momento que la lluvia y el viento se lo podrían haber tragado. Me preocupó mucho porque estaba solo. Luego se fue y no lo volví a ver.
La visita por el interior de la iglesia bien valió la pena. En el ábside se encuentra una importante serie de murales del período románico (siglo XI y XII) que fueron descubiertos hacía pocos años.






Mientras mirábamos absortos dichos murales reflexionaba en Stanfield y en aquella tormentosa noche. Pero también pensaba en que ya no era posible hacer una fotografía desde esa perspectiva en el campanario.

El campanario y la iglesia de San Justo. Al fondo el acueducto

sábado, 10 de julio de 2010

Un reflejo pronto serás. Inconvenientes fotográficos en Cadaqués

Ayer hicimos una visita relámpago a Cadaqués para hacerle conocer a una amiga la bella ciudad ampurdanesa. Por diferentes razones personales no podíamos quedarnos ni siquiera una noche. Sin embargo, la breve estancia fue muy divertida y entretenida. Hasta aquí todo bien y ello quedará como un hermoso recuerdo familiar.
El tema es que como fotógrafo este tipo de paseo tuvo una serie de inconvenientes que fueron insalvables.
El primero de ellos es que arribamos a Cadaqués a media mañana. Como bien sabemos los que nos gusta la fotografía, las primeras o las últimas luces son las más apropiadas para capturar imágenes. Algo que no fue posible ayer y yo lo sabía de antemano.
Y a todo esto había que agregar a otro protagonista involuntario: un cielo plomizo y sin contraste de nubes.  Nos acompañó a todo momento y era de un gris tan monocromático que me espantaba con sólo mirarlo. Me hacía recordar aquellas imágenes sobrexpuestas con los cielos “quemados”.
En fin, no era un día ideal para hacer buenas fotografías. Entonces pensé que no era mala idea recurrir a reflejos que siempre me han parecido sugerentes cuando ni la hora ni el día acompañan.
Los resultados me han parecido interesantes y estimuladores en este contexto tan dispar. Por eso deseo compartir con ustedes algunas de estos reflejos. Desde ya muchas gracias y que tengan muy buen fin de semana!!









miércoles, 7 de julio de 2010

Tafraout, Bowles y la ruta de Tassemir

En una región del Antiatlas occidental marroquí tan hábilmente diagramada por la naturaleza, se encuentra ubicado el colorido valle de Ameln y en medio de todo ese esplendor natural, la pequeña ciudad de Tafraout que sólo se atreve a ser el centro administrativo de la zona.
Allí llegué una tórrida tarde de verano en busca de buenos paisajes, huyendo de la masificada y turística Agadir y para conocer más de cerca una región donde la cultura amazigh se expresa de la forma más ortodoxa desde la arquitectura de las casas hasta en el comportamiento de la gente.
Conmigo viajaba Cabezas verdes, manos azules de Paul Bowles que aparte de ser una rica y antropológica crónica de viajes de Marruecos, oficiaba de improvisada guía turística. Por ella me enteré que Bowles había estado allí en 1959.
El famoso escritor y viajero norteamericano había viajado en automóvil unos 1300 km. desde Tánger (donde vivía) para grabar en cintas ciertas músicas y ritmos que le habían interesado profundamente. Todo ello parecía ser parte de un gran proyecto de grabación de música marroquí subvencionado por la Fundación Rockefeller y que debían ser entregadas a corto plazo a la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
Por eso cuando arribó a Tafraout, inmediatamente se puso a explorar la región con mucho entusiasmo en busca de ritmos bereberes y gnawas. Las crónicas de este viaje se conocen en el libro como La ruta de Tassemir.
Tafraout - Marruecos




"Tafraout es un serracal, como las Bad Lands de Dakota del Sur a gran escala, con el valle de la Muerte de fondo. Las montañas son enormes jorobas de granito macizo, cuyas laderas están cubiertas de grandes peñascos cuyas crestas se recortan al ponerse el sol en un perfil negro como barbas de papel contra el cielo flameante..." (pág 202)

    
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
"Cuando subes desde Tiznit cruzando el puerto, las primeras poblaciones de Tafraout que hay en la pista aparecen en la embocadura de un estrecho valle; surgen entre grandes peñascos de granito, debajo, o encima de ellos, las casas fortificadas dominan el paisaje." (pág 203 )   

Valle de Ameln - Marruecos










"Es dificil reconciliar la complejidad arquitectónica de estos castillos de color rosa y blanco con el aire modesto de sus propietarios del norte..." (pág 203)
                                






"...del mismo modo que cuesta creer que esas espléndidas mujeres de túnicas negras que llevan sobre los hombros vasijas de cobre o capazos cubiertos de piel de becerro, puedan ser las esposas y hermanas de esos hombrecillos tan discretos. Pero es que a nadie se le ocurre que ese entorno salvaje y estos fortines sean la cuna de una cabila de tenderos." (pág 203)










"Cabezas verdes, manos azules" Paul Bowles. Alfaguara (cuarta edición - abril 2001)